Crónica de dos conciertos: Red Hot Chili Peppers — Guns And Roses. Sevilla junio 2022

Corría el año 2019 cuando estaba mirando posibles conciertos a los que ir. Las entradas de Guns And Roses en Sevilla se habían agotado nada más salir pero sí pude comprar las de Aerosmith para Madrid en junio de 2020. Me las compré de las caras para poder disfrutar del grupo en la pista cerca del escenario porque era la primera vez que iba a verlos.

Pues como imaginaréis, unas semanas después la pandemia nos vino a visitar y lo jodió todo. Lo pospusieron un año pero yo pedí la devolución del dinero. A día de hoy Aerosmith no ha venido a tocar a España. Otros grupos, en cambio, dos años después sin poder disfrutar de un concierto, ya han iniciado sus giras y 2022 se presenta como el año de la vuelta a los escenarios de grandes formaciones. Gracias… que alegría. Me cago en el COVID.

A esto que salen las entradas para Red Hot Chili Peppers y me apetece muchísimo ir a verlos. Mis amigos compran entradas para Sevilla y yo no me entero. Se agotan rapidísimo. Van a tocar el 4 de junio. Mierda, me los pierdo. Veo que los Guns And Roses tocan 3 días después (había gente que tenía entradas desde el 2020). Tampoco hay entradas. A todo esto, para completar el triplete de la primera semana de junio, Rolling Stones confirman gira (la última?) y concierto en Madrid. 

Puedo modificar las fechas de mis vacaciones a esa semana de conciertos y decido buscar entradas tirando de contactos. Una amiga me vende pista para Guns And Roses. Las compró en 2020 pero como mucha otra gente, sus planes han cambiado. Confirmado el evento, y yo más que contento, me vengo a arriba y empiezo a mover contactos para conseguir ver a Red Hot. Pocos días antes también las consigo y sin sobrecoste. Sábado y martes. Doblete. Ole ole y ole. 

Sábado 4 de junio. RED HOT CHILI PEPPERS

Salgo desde Málaga a eso de las 11 de la mañana con unos cuantos amigos destino a la capital. Lista de reproducción en el coche. Calentando motores. Al llegar hemos quedado en el Hostel TOC justo al lado de la catedral. Allí nos juntamos la mayoría que la iba a liar por las calles de la ciudad, destilando alegría, buen rollismo y mucho arte con unos instrumentos sacados de la chistera (pitos del carnaval de Cádiz o kazoos y una melódica).

Tenemos una hora aproximada de camino hasta el estadio de la cartuja donde se celebra el concierto. Tardamos tres. La secuencia suele ser: parada, cervecita, tapita, tema musical (antes, durante, después), parada, cervecita, tapita, parada, cervechita, quien quiere comé algo?, cervechita…sujétame el cubata. 

La emoción del momento previo a un concierto después de más de 2 años, pasearse por las calles de una ciudad como Sevilla llena de gente que está como tú… no tiene precio. El previo se convierte en lo mejor y más divertido del día. 

De hecho llegamos 10 minutos antes de que empiece el concierto. Tenemos entradas de pista y aquí es donde me encuentro con el primer detalle. En la barra no tienen diferentes tamaños de vasos. Te dan uno tipo tubo por el que te cobran 1 euro y te cobran 5 euros por llenarlo. Ni litros ni ná. Bueno, es lo que hay. En la barra me empujan para pedir. Yo puedo perdonar la estupidez, pero si se es gilipollas, se es gilipollas para siempre. Nos ponemos algo más atrás de la mitad del campo de fútbol un poco escorados a uno de los laterales. No vemos el escenario. Dos estructuras como una especie de casetas en los dos lados del campo tapan la visión de escenario para cientos de personas que están por detrás de las mismas. No se entiende. 

Cuando empiezan los primeros compases la gente se vuelve loca, pero con el paso de los minutos me doy cuenta de que el sonido es regulero y no solo eso, es regular tirando a mala el conjunto de la producción audiovisual.

Al tener pista de atletismo, el escenario se vé más lejos, las estructuras en medio mencionadas limitan visibilidad y las pantallas para colmo, además de verse pequeñas, no nos cuentan lo que pasa en el escenario. Nos muestran una serie de combinaciones de colores sicodélicas y algunos medio/corto planos de los componentes del grupo que tampoco me convencen, ya que a veces trasforman las imágenes reales en una especie de dibujos coloridos que no aportan mucho quitando lo estético (ahí para gustos los colores). A nivel practico y para el espectador me parece poco acertado y si lo combinamos con una mala ecualización del sonido… queda todo dicho. Avanzamos y nos movemos de sitio para centrarnos en el campo pero nada… no mejora la cosa.

Que conste que estuve viendo a los AC/DC en ese mismo recinto y aquello era otro cantar. Se veía y se oía bien. Hasta ahí mi comparación.

Por lo demás, la emoción se sostuvo porque me he criado y he bailado con muchos de sus éxitos pero las altas expectativas se vinieron un poco abajo. Tampoco ayudó el (para mí) excesivo número de temas que tocaron de su nuevo disco (hasta 5 según he leído) para enganchar y enfervorecer al público asistente que quizá echó de menos algunos de sus canciones más antiguas que se quedaron en el tintero. 

Así que además de lo dicho, si luego cumplen el trámite con una 1 hora y 50 minutos de concierto y ya… te quedas medio decepcionado sobre todo porque la media de 100 euros de las entradas hace que exijas al menos un buen sonido. 

Termina el concierto, olor a cerveza sobre plástico ya clásico, y de vuelta al centro donde algunos valientes siguen la juerga pese a los kilómetros acumulados (y la cerveza) en las piernas. Decepción entre mi gente también. No fui el único. 

MARTES 7 de JUNIO. GUNS AND ROSES

Después de apenas día y medio para recuperar (poco tiempo ya os lo digo yo) vuelvo a Sevilla desde Málaga para ver a Axl, Slash y compañía. Esta vez la gente que conozco tiene entradas de grada mientras un amigo y yo vamos a la pista. La llegada a la ciudad es más tranquila y con menos euforia. Diferente gente, algo más cansados y encima el calor no nos perdona y hace acto de presencia. Mi arma que flama hace…

Esta vez, elegimos taxi para llegar a las inmediaciones del Benito Villamarín donde iba a tener lugar el evento. Así estamos más frescos para el concierto. Decidimos entrar antes y vemos un poco al último telonero mientras comprobamos que pese a los precios, tenemos vasos pequeños medianos y de litro para nuestros avituallamientos puntuales. El escenario, gracias a las dimensiones más reducidas del recinto, se nota más cercano y las pantallas laterales son pantallas grandes donde la realización se centra en mostrar lo que pasa en el escenario (como tiene que ser) mientras que la pantalla central se adapta visualmente a los temas que se van tocando. 

El concierto empieza con 15 minutos de retraso, cierto es que quedaba mucha gente por entrar aunque no sé si fue esa la razón. Lo más importante: No nos importa. Cuando aparece la banda y empiezan los primeros compases desaparecen las dudas. Se ven, se oyen y se sienten bien. A nivel sonido apenas noto desequilibrios (quizás la guitarra acompañante sonase muy floja desde mi posición), las pantallas acompañan y sobre todo la selección de temas. Apenas se dejan algunos de su disco Apettite for destruction y tocan otros tantos del Use your illusion I y II. 

Axl nos sorprende además (porque no constaba en la setlist previa) con el Back in Black de los AC/DC que hace rugir a la multitud. A nivel vocal da la talla, aunque los tonos no son tan altos, defiende los temas y Slash a su lado hace el resto. El veterano guitarrista hizo las delicias de los fans, arrancándose con varios solos y haciendo vibrar a la audiencia sedienta de las notas que se desprenden de su guitarra.

Mi amigo se va a por unas cervezas y se pierde o más bien no me encuentra. Me quedo solo disfrutando de algunos temas y luego me aventuro a buscarlo en un supuesto punto de encuentro acordado previamente. Lo localizo pero ya se había bebido cerveza y media. Normal. Hacía calor y además te la tiran encima si no espabilas. Ya no nos volvimos a separar y cantamos y bailamos el resto de las canciones juntos. Conciertazo. Axl se pega incluso alguna carrera por el escenario que nos hace temer por su integridad física a sus casi 60 años. Están en forma y con ganas, y lo demuestran tocando más de 2 horas y media en la calurosa noche sevillana. Ole Guns and Roses. Tienen tiempo incluso para hacerle un guiño a la guerra de Ucrania con sendas banderas en los laterales del escenario y dedicando su tema Civil War.

Acabo el concierto cansado pero contento. Luego incluso nos dió tiempo a cerrar algún bar y conocer a buena gente en el camino de vuelta donde estábamos alojados (también pillamos taxi jeje) pero eso ya es otra historia. 

Como conclusión final, estoy encantado de volver a disfrutar junto con decenas de miles de personas más, la música de las grandes y legendarias formaciones como los Red Hot y los Guns And Roses. Quien haya leído esto pensará que soy hater de los primeros pero como os he dicho, tenía unas ganas locas de verlos. 

Por lo que pude intuir más que comprobar, el directo de Red Hot es muy bueno. El cantante Anthony Kliedis parece top a nivel vocal hoy en día (cosas que otros cantantes no pueden decir) y Flea, el carismático y talentoso bajista, sigue dando espectáculo, pero solo digo que si no los puedes ver ni oír bien… te deja un sabor agridulce al final.

La producción audiovisual de los Guns And Roses en cambio fue mucho mejor, se metieron al público en el bolsillo y ofrecieron un concierto como pocos grupos pueden hacer, basándose en el carisma de Axl, el talento de Slash, el resto de componentes de la banda y sudando la camiseta hasta casi las 3 horas de concierto… y eso se aprecia. A mí me han ganado.

Mi corazón pide a gritos que se sigan llenando los estadios en los conciertos, que se sigan llenando los teatros, la feria del libro, los eventos y cualquier fiesta o celebración que se tercie… Porque nosotros también nos lo hemos ganado y supongo que es que hay ganas, muchas ganas después de esta mierda de pandemia que todavía colea y da por culo. 

En resumen, si has llegado hasta aquí (gracias por leerme), que me quiten lo bailao, que te quiten lo bailao y que nos quiten lo bailao…porque eso será al final lo que nos quede y lo que nos llevemos 😉

Rock and roll 🤘🏻

Top 3 películas de virus

En momentos de reclusión como en los que vivimos estos días (y los que nos quedan) mucha gente está agudizando el ingenio para pasar el tiempo con tablas de ejercicio para mantenerse en forma o con rutinas que hagan más llevadera la cuarentena o actividades para realizar en familia. Por supuesto y como no podía ser de otra manera, también se han hecho multitud de listas de películas o series de la ya de por sí extensa oferta a la que se sumará en breve Disney con su plataforma de contenidos.

Pues bien, para no saturar, y muy en la línea con la pandemia que está sufriendo el mundo de manera global, solo os recomiendo 3 pelis donde un virus es el protagonista. Ni están clasificadas de por puntación, ni son las mejores. Son las que yo recuerdo más porque supongo que me impactaron por algo en concreto. No me enrollo más y ahí las suelto.

Estallido (Outbreak)

Outbreak (titulada Epidemia en Hispanoamérica y Estallido en España) es una película estadounidense de 1995 dirigida y producida por Wolfgang Petersen y basada en la novela del mismo nombre de Robin Cook. Protagonizada por Dustin Hoffman, Rene Russo y Morgan Freeman entre otros.

Aún recuerdo esta película de cuando la fui a ver a la sala de cine y de tener la sensación de haber estado entretenido durante todo el metraje. Comienza muy bien, con un virus muy cabrón que halla la manera de viajar por el mundo. A partir de ahí se lía una zapatiesta importante y después navega un poco por los géneros del suspense, thriller de acción y el obvio drama subyacente de todo esto. Epidemia sí. Muy hollywoodiense… también. Lo que no quita los méritos de la película, que los tiene.

Lo mejor: Un reparto de estrellas muy sólido y competente por aquel entonces que además de los tres artistas de cabecera cuenta también con Kevin Spacey, Donald Sutherland y mi actor “revelación” de esa peli que luego despuntaría en más películas: Cuba Gooding Jr. También se me quedó en la retina la escena del cine, representación de cómo un virus puede transmitirse por el aire.

Contagio (Contagion)

Contagio es una película del año 2011 basada en la pandemia por la gripe A dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Matt Damon, Jude Law, Kate Winslet, Laurence Fishburne, Marion Cotillard y Gwyneth Paltrow entre otros.

Recuerdo que me quedé bastante atrapado al verla. Una película que guarda muchas similitudes con el coronavirus tratada desde una perspectiva muy práctica, donde el trabajo del centro de control de epidemias se refleja de una forma muy realista así como todo lo que se describe. Es tensa, preocupante y cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia podríamos decir. Sí es verdad que se lleva al extremo para engrandecer el conflicto y destacar que tiene un trasfondo político que refleja el personaje que interpreta Jude Law para darle más salsa a todo el conjunto.

Lo mejor: su elenco y el realismo con la que está rodada es su mejor baza. Yo diría que imprescindible si no eres hipocondríaco e impresionable a niveles pro.

Infectados (Carriers)

Carriers (en Hispanoamérica: Portadores y en España: Infectados) es una película de terror estadounidense de 2010 acerca de cuatro personas que huyen en un automóvil de una pandemia viral. Fue escrita y dirigida por Àlex Pastor y David Pastor y protagonizada por Lou Taylor PucciChris PinePiper PeraboEmily VanCamp y Christopher Meloni.

Esta última se desmarca un poco de las dos anteriores por su tono más apocalíptico. Además tiene el talento de dos españoles en el guión (que se queda en la superficie) y la dirección (que considero buena junto a la fotografía). También tenemos a Chris Pine como la cara más conocida. Es una road movie más en el tono de ‘The Walking Dead’ que empieza con la idea de huir de la pandemia y buscar una zona segura. No obstante, pronto se va convirtiendo en un thriller psicológico donde se empiezan a ver las partes más oscuras que afloran en el ser humano en circunstancias extremas. Creo que si el guión hubiera profundizado más hubiera sido una película notable.

Lo mejor: El trasfondo de oscuridad que nos muestran cuando se trata de sobrevivir y como afecta al comportamiento humano.

Así que si no habéis visto alguno de estos títulos podeis hacerlo que creo que os entretendrá su visionado e incluso os sacará alguna reflexión interesante. Siempre he sido muy fan del género de ciencia ficción y del tema apocalíptico. También os podía haber recomendado otra pelis pandémicas zombies apocalípticas como ‘Guera Mundial Z’ (mejor el libro), ‘Amanecer de los muertos’ (los pelos de punta…) o ‘Soy leyenda’ (mejor el libro). Pero me decantaría más por el humor en estos tiempos así que para zombies mejor ‘Bienvenidos a Zombieland’ (las dos entregas) o la entrañable ‘Zombies party’ para partirnos un poco de risa.

En cuanto a series pensando en la alternativa a ‘The walking dead’ (vista por muchos y aburrida ya para otros tantos) me viene a la cabeza ‘Z Nation’ como un chorro de aire fresco zombie (al menos en su primera temporada) y no exenta de sentido del humor, ironía y brillantez en algunos capítulos.

Y podría seguir así todo el día, pero ya vale por hoy. Quizás continue…

Ánimo y que el cine y la televisión os hagan amenas las horas que pasáis en casa.

Rambo Las Blood

En ‘Acorralado’ (First Blood, 1984) Stallone empezaba esta saga que contaba el devenir de un soldado veterano del Vietnam (John Rambo) que vivía la vuelta a casa con grandes problemas de adaptación. Ninguneado por un sheriff de una pequeña ciudad (que acaba por destrozar al final del filme) mostrando su parte más humana y a la vez más oscura, en ´Rambo: Last Blood´ se cierra ese ciclo de una manera contundente

En la primera se denunciaban los problemas de adaptación y de rechazo que sufrían los veteranos de guerra cuando volvían a su país. Fue una película en la que ¡ojo!, no moría nadie asesinado. Solo se mostraba en forma de acción el caos, la soledad, la desesperación y los traumas de un tipo entrenado para matar al que llevan al límite en una cacería humana. Una cinta de acción de los 80 que tuvo gran éxito en taquilla y que creó un personaje mítico (pese a quien le pese) en la historia del cine. Eso iba a cambiar en las siguientes entregas.

En ‘Rambo 2’ sería el gobierno quien le pediría ayuda a cambio de sacarle de la cárcel y forzando de nuevo al protagonista a ser quien no quiere ser. ‘Rambo 3’ es algo parecido. Su coronel, y prácticamente el único amigo que conoce John, es capturado en Afganistán y allí que va Rambo a luchar contra los rusos. Una peli claro reflejo de esa guerra fría que llevaban EEUU y la URSS por aquel entonces. Ya en estas dos últimas secuelas las muertes y la destrucción iban in crescendo en una espiral de violencia sin fin. 

Veinte años después Stallone volvería a encarnar al personaje en ´Rambo IV´, haciéndose cargo del guión y la dirección. Aquí ya vemos a un tipo de edad madura que vive solo y en paz hasta que le piden ayuda como guía y las circunstancias hacen que se implique en una lucha contra un grupo militar que tortura y asesina a inocentes en Birmania. 

Y cuando todos pensábamos que no había ya más donde exprimir la historia de este hombre lleno de traumas y de muerte, John Rambo se quiere reinventar en una última secuela 37 años después de la primera. 

He creído bueno poner un resumen de todo lo que ha precedido a lo que es, si Sylvester no dice lo contrario, el cierre de una historia que para muchos debió haber acabado mucho tiempo atrás. 

Lo primero que observo es que pese a todo, la película reúne a bastantes medios de prensa especializada. Yo la verdad es que no tengo muchas expectativas. La película comienza con una secuencia de acción donde hay un rescate en una montaña en medio de una gran tormenta donde ya vemos a John ayudando a las autoridades locales y ya nos muestra a un hombre que tiene remordimientos y culpa ante la posibilidad de perder a alguien. Noto que no lleva bien que la gente muera si él hubiera podido evitarlo. Debo confesar que este inicio introductorio me gusta, con acción y sentando las bases para empezar pisando fuerte. 

Luego la cinta se divide claramente en tres partes. Admito que el guión es muy simple pero tampoco me espero mucha complejidad donde no la hubo antes. 

En la primera se muestra al personaje viviendo una vida tranquila en un rancho, acompañado por una madre y su hija adolescente a las que considera su familia. Habiendo vivido sus anteriores películas incluso te alegra que el abuelo Rambo esté tan bien y algo más tranquilo en el último tramo de su vida.

En la segunda algo sucede que hace que esa paz se vea perturbada por un acontecimiento que una vez más, le obliga a tomar partido. La acción se traslada a algún lugar de México. Aquí me estremecen las imágenes que narran y ponen el foco en todo el tema de la trata de blancas. Pasamos de película familiar a una especie de thriller mafioso de cierta crueldad. Ya lo hemos visto en otras películas pero siempre se te encoge un poco el corazón cuando ves estas cosas. LLegados a este punto la cinta me recuerda a otras con las que comparte ciertos paralelismos como ´Blood father´ de Mel Gibson o ´Venganza´ de Liam Neeson (otros dos veteranos del celuloide).

Podemos también ver a Sergio Peris-Mencheta en el papel del malo de la peli junto con otro secundario español como Oscar Jaenada, que aportan esa ración de crueldad de la que he hablado antes. El trío español de renombre lo completa Paz Vega en un papel mas secundario, ayudando a un protagonista al que incluso le superan los acontecimientos. 

La tercera parte es todo un recital de sangre y violencia del John Rambo más oscuro de todos. Las muertes se suceden con una brutalidad y una variedad de estilos no apta para almas sensibles o niños. Vemos curiosamente al Rambo más cruel, al tipo al que entrenaron para matar y vaya si lo hace y cómo lo hace.. No queda nada de aquel viejo con sentimiento de culpabilidad que vive tranquilo. Solo un tipo que es muy bueno en lo que sabe hacer y así se encamina todo hacia un final sin sorpresas, ya visto tantas veces en el cine en otras producciones. 

Debo reconocerle los méritos a un Stallone que supo construirse una carrera en Hollywood con un talento limitado, pero creando personajes que han entrado en la historia del cine como Rocky Balboa o el mismo John Rambo. Personajes interpretados y escritos por él. Podríamos entrar en el debate de la calidad de los 5 guiones escritos o co-escritos por él en esta saga que nos ocupa… Pero el hecho es que le ha dado para mucho. Yo que crecí entre sus películas, no puedo dejar de sentir cierta nostalgia por todo lo que representó en los 80 y 90 en el cine de entretenimiento palomitero. Y que haya reunido a viejas glorias del cine de acción de su época junto con algunas de las actuales en ´Los mercenarios´ yo se lo agradezco. 

En cuanto a esta película, si tienes claro lo que vas a ver poco puede sorprenderte (ni para bien ni para mal) salvo el escabroso final. Destaco sobre todo la violencia cruda de algunas escenas, con una dirección aceptable y un guión que te deja todo muy clarito para una duración de sólo 89 minutos. Las interpretaciones cumplen de sobra en este tipo de filmes y el sonido es contundente. Se deja ver, entretiene y aunque sea por su violencia te impacta. Utiliza una fórmula con las bases de un western de toda la vida mil veces contada en el cine de diferentes maneras y que consigue ser en parte efectiva. 

Tendréis un plus todos aquellos que como yo, hayáis vivido de una manera u otra las aventuras de este veterano de guerra. Se recalca bastante ese trauma del hombre que ha pasado por mil vicisitudes en la vida, que ha perdido todo lo que quería o conocía y que ha intentado llevar una vida apacible para olvidar todo lo malo que hizo y todas las desgracias que sufrió. Hay una frase que aparece no una, sino dos veces (por si no te enteraste la primera vez), que viene a decir algo así como que las personas no cambian, si no que esconden lo que realmente son en todo caso, y aquí nos muestran el extremo de un hombre que ante todo quiso ser noble sin buscar redención en verdad, pero que apenas le dejaron descansar en paz. Yo creo que ya por fin, después de casi 40 años, al fin lo hará. 

Lo bueno: Stallone y los títulos de crédito como homenaje a su personaje.

Lo menos bueno: Stallone y su guión simplón 

Crónica de un concierto: Bon Jovi – Estadio Wanda Metropolitano – 7 de julio de 2019

Corría el año 1986, yo era un niño y recuerdo exactamente la primera vez que escuché a Bon Jovi en la radio. Era verano, mis padres alquilaban un apartamento todos los años en la bahía de Palma (yo tenía asma y el pediatra aconsejaba que fuera mucho a la playa) y tenía un aparato llamado walkman (cuanto ha llovido desde aquella) donde me ponía la radio cuando me iba a mi cuarto a «dormir».

Y una de esas noches estivales escuché por primera vez ‘Living on a prayer’ (su gran éxito) y me quedé flipado con la canción, como imagino que hizo con tantos otros de mi generación y posteriores. Como suelo decir, por ‘Prayer’ aquel año me hice heavy y Bon Jovi pasó a ser mi grupo favorito junto con otros tantos como Europe, Dire Straits, ACDC, Guns’n’Roses o Metallica.

Creo que puedo afirmar sin equivocarme que soy bastante culpable de que mi hermana pequeña adquiriera verdadera pasión por la banda (y por Jon) aunque multiplicada por dos (o tres…). Y fue ella la que me devolvió el favor y fue la culpable de hacerme el mejor regalo de cumpleaños que no podía ni imaginar. Me invitó al concierto de Bon Jovi en el estadio de La Peineta allá por el año 2003 en su gira de ‘Bounce’. Primera vez que los veía (y última que vi al gran Richie Sambora) y lo disfruté como un enano.

Después de esa vez, hace 6 años nos fuimos a verlos a Lisboa desde Málaga y hace tres días, cuando estoy escribiendo esto, volvíamos a los orígenes, de nuevo a La Peineta ahora convertida en el Wanda Metropolitano y quizás, quien sabe, para cerrar el círculo.

He creído conveniente poneros en antecedentes ya que esta crónica es especial para mí y por lo tanto subjetiva, pero derrocha sinceridad y sentimiento. Si seguís ahí, no os vayáis. A continuación os narro lo que viví acompañado de unas 50.000 personas más que vinieron a ver a unos tipos que llevan más de 30 años sobre los escenarios.

Llegamos al estadio tarde, de hecho ni pudimos ver a los teloneros ‘Marea’ que justo acabaron su actuación cuando accedimos al Wanda por la puerta 39 que nos conduciría a la sección llamada Golden Ring, una de las entradas más caras que nos daba la oportunidad de ver a la banda más de cerca. Veo que el estadio se va llenando en unos pocos minutos y para mi satifacción con un público de todas las edades, desde gente que todavía no había nacido cuando empezaron a personas que superaban los cincuenta años. Yo luzco la camiseta de ‘Bounce’ de mi primer concierto y mi hermana una de las más antiguas que pude ver en el estadio: La de ‘ Keep the faith’ de 1995 (24 años de camiseta).

El concierto empieza un poco pasadas las diez de la noche. Nos hemos situado a la izquierda del escenario, un poco escorados pero bastante cerca del mismo. El grupo aparece en medio del estruendo de toda la gente y tocan el primer tema de la noche (This house is not for sale) que aún siendo de los singles más recientes es muy pegadiza y en seguida el público se viene arriba con Jon como gran protagonista, pelo cano, físicamente en forma, exhibiendo esa sonrisa que incluso a mí me encandila (y él bien que lo sabe). Su carisma a sus 57 años en el escenario es incuestionable.

Confieso que ya vengo con la mosca detrás de la oreja por su pérdida de capacidad vocal en esta gira, a lo que hay que sumar (según mi hermana que suele informarse bien) la alergia que padece cuando viene a Madrid. Desde nuestra ubicación no lo consigo oír apenas, los grandes altavoces que tengo cerca emiten unos bajos que también esconden incluso el sonido de otros instrumentos. No tengo el conocimiento de saber si es la equalización de los mismos o la acústica del nuevo estadio. Luego al preguntar a unos amigos que estuvieron en la grada de en frente del escenario me dicen que el eco empañaba algo el conjunto. Puede que el Wanda sea un estadio para que los atléticos animen a su equipo y que su diseño ayude a ello con el retumbar del eco de sus cánticos y gritos, pero quizá no sea tan bueno para un concierto como lo era el Calderón. Ahí dejo la reflexión.

La banda, con una set list de 21 temas, empieza a tocar esos hits que levantan al público por si mismo. Son tan pegadizos que es difícil de no corearlos o de no participar con las manos (Raise your hands) dar palmas o encender los móviles a modo de mecheros en algunas de sus grandes baladas.

Yo sigo sin escuchar bien la música y todavía peor a Jon, así que le digo a mi hermana que nos vayamos más atrás pero por lo menos en una posición más centrada para ver si la cosa cambia, y vaya si cambia. Tanto los instrumentos como las voces se escuchan mucho mejor y disfruto de temas como ‘Born to Follow’, ‘Have a Nice day’ o un fantástico ‘Keep the Faith’ que se alarga (para respiro y descanso de Jon que desaparece por unos minutos) con los solos de los guitarristas Phil X y John Shanks y del teclista y miembro primigenio de la banda (junto a Jon y Tico Torres) David Brian, que por cierto se conserva en formol y es un hacha en los teclados.

Vamos llegando a la mitad del concierto en una calurosa noche de julio madrileña donde sudaba hasta el apuntador y yo sin dejar de botar en casi ningún momento no soy la excepción. A veces, al apagarse las luces después de acabar un tema tras un par de posturas finales de Jon, boxeando o poniéndose de espaldas y meneando sus caderas para regocijo de sus fans que lo pueden ver en las gigantes pantallas de alta definición que tiene puestas a todo lo ancho del escenario, el publico se apaga como si también se tuviera tomando un respiro, cosa que a mí me molesta un poco. Hay que animarlo, pienso yo. Jon lo nota también y al encenderse las luces de nuevo levanta los brazos y con esa sonrisa suya vuelve a levantar las voces del personal.

A mitad del concierto, cuando canta ‘Bed of Roses’, y lo noto bastante (aunque ya había dado muestras de ello) veo que le cuesta mucho llegar a esos tonos tan agudos a los que solía llegar hace años, y es que su problema con las cuerdas vocales hace que cante bajando algunos tonos, que no termine algunas estrofas o que se tome un tiempo entre frase y frase. Me apena porque lo veo agarrado al micro con las dos manos (ya no saca las maracas y apenas toca la guitarra en las canciones dónde solía hacerlo), rostro contraído (incluso se le cierra un ojo) concentrándose al máximo por sacar el tema adelante. Para compensar esa perdida evidente de voz, las voces de los demás miembros excepto el batería Tico Torres le arropan y le cubren en la medida de lo posible.

Pero ahí está Jon, con tablas, incluso teniendo esos pequeños guiños como cantar un poco inteligible estribillo en español en el que todos entendemos la palabra ‘rosas’ de ‘Bed of roses’ pero poco más, sonrisa en rostro pese a que veo que está pasando un mal rato, siendo cómplice con el público de sus temas más carismáticos, verdaderos himnos como ‘In these arms’ o ‘It’s my life’ que revolucionan a un público que canta también disfrutando y queriendo acompañar al esforzado vocalista que lo está dando todo (aunque no tenga mucho ya) demostrando que es un profesional hasta el final.

Mención a parte, en un momento presenta a los miembros de la banda. Noto que el público le da cariño a Phil X, el guitarrista encargado de llevar el gran peso de substituir a Richie Sambora, que no pretende ser quien no puede ser, sino que es él mismo, aportando su virtuosismo a la guitarra, mucha energía y una voz que acompaña con muy buena nota a las ya mencionadas carencias de su vocalista y líder de la banda. También noto, como no podía ser de otra manera, ese cariño aumentado cuando presenta a David Brian y sobre todo a Tico Torres, emocionado cuando el público corea su nombre por unos segundos.

Va acabando el concierto y suenan los últimos temas, tan pegadizos como los anteriores como ‘Lay your hands on me’, dónde el publico vuelve a corear el estribillo animados una vez más por Jon.

Le digo a mi hermana que para la última canción nos adentremos unos metros más alante entre la multitud para vivir a tope el final y así lo hacemos. Mi regocijo es máximo, de las cuatro canciones que tocan de mi álbum preferido (New Jersey, 1988) tres de ellas suenan entre los últimos temas, como mi balada preferida (y mira que tiene), ‘I’ll be there for you‘. Yo me la canto entera (de las pocas que me sé la letra). El público corea al unísono, entregado, el oooooh oooh oh, luces por todo el estadio, sabiendo que el final se acerca.

Y efectivamente, la siguiente canción empieza con los ya míticos compases que han hecho de ella uno de los iconos del rock de finales de los ochenta. El público enloquece con el sonido del bajo y como no, empieza ‘Living on a prayer’.

Me pongo a botar como todo el estadio, aullamos el estribillo sin importarme si Jon llegaba o no (en ese momento era lo de menos, íbamos todos a una) y con el subidón en lo más alto se termina el ya legendario tema. En mi interior sabía que no iban a tocar otra, pero tenía una mínima esperanza que se disipó entre los aplausos, gritos y silbidos de un público entregado que veía como todos los miembros se agarraban las manos y saludaban para despedirse de Madrid (quien sabe si para siempre) y retirarse al backstage para ya no volver a salir.

El domingo Bon Jovi fue un ejemplo más de que el tiempo no perdona y pasa factura para todos sin excepción. Me gustaría creer que Jon pudiese recuperar su capacidad vocal (al menos en parte), aunque tengo serias dudas de que eso llegue a suceder. Ahora la pregunta que me hago y supongo que se la harán muchos e incluso la mítica banda, es si deberían continuar encima de los escenarios o si sería el momento de retirarse. Porque aunque ya no esté Sambora y la voz de Jon no perdure, lo que si lo hará será su música y esos temas que nos han hecho disfrutar a muchos de nosotros durante casi tres décadas. Porque en definitiva los viejos rockeros nunca mueren. Porque el domingo su público se volvió a entregar en un amplio repaso de muchos de sus éxitos desde su ‘Runaway’ (Bon Jovi, 1984) a ‘This house is not for sale’ (álbum del mismo título, 2016) en unas 2 horas y media de buen y solvente rock.

Yo espero volver a verlos al menos una vez más, y ahí estaremos para disfrutarlo. Y yo creo que muchos de vosotros también lo haréis. Me despido de vosotros, escuchando mientras escribo estas últimas líneas, los acordes de ‘Lie to me’ (otra de sus baladas) no sin antes dedicarle este post a mi hermana Iria, fan acérrima de la banda y mi fiel compañera de los conciertos de Bon Jovi. Que volvamos juntos a un cuarto.

LARGA VIDA AL ROCK’N’ROLL

OSCARS 2019: Black Phanter

7 Nominaciones

Con 7 nominaciones ‘Black Phanter’ se sale de los cánones establecidos por la academia al ser una producción de superhéroes que además de las nominaciones en los típicos apartados técnicos se cuela entre las nominadas a mejor película.

Se dice que el año que viene se incluirá una nueva categoría donde se premiará a la película más popular y bien podemos considerar esta designación como un adelanto. Y como consecuencia, este año Black Phanter se ha llevado ese honor.

Considero esta entrada una reflexión más que una crítica sobre la peli, que por otro lado es un producto de la factoría Marvel que sin duda entretiene y tiene ese toque exótico al desarrollarse en la ficticia nación africana de Wakanda, con una avanzada tecnología y oculta al mundo por voluntad propia. La cinta expone argumentos ideológicos, políticos y raciales además de darnos acción y un colorido de diseño de producción realmente fantástico.

Dato: Es la película de Marvel más taquillera de la historia basada en un solo superhéroe.

Yo desde aquí rompo una lanza a favor de las producciones de carácter fantástico. Siempre he pesando que son más que simple cine palomitero, que también. Exponen conflictos muy pronunciados en sus personajes y también describen diferentes comportamientos sociales. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y esa carga de tener poderes, de cómo utilizarlos y para qué fin es algo complejo en este universo de personajes con habilidades extraordinarias. Desde la dificultad inherente para poder amar hasta la marginación por parte de la sociedad, un superhéroe a menudo lidia con sus propios fantasmas internos además de con peligros que implican su propia vida y la de los demás.

Veíamos en X-Men como Magneto, marcado desde niño por el genocidio judío por parte del Reich alemán, tiene el pensamiento de que el mundo les teme por ser diferentes, y que por eso no les quieren cerca, les quieren controlados o eliminados porque les tienen miedo, ese miedo a lo desconocido. Mientras, el profesor Xavier abogaba por un mundo donde mutantes y humanos pudieran convivir en paz. El eterno conflicto entre el bien y el mal siempre hace presencia.

Otro ejemplo que se me ocurre sería el Batman de Nolan, sacrificándose por un bien mayor, luchando con asesinos despiadados y siendo alguien sin superpoderes, marcado por la muerte de sus padres a manos de unos atracadores. O Daredevil, con su continuo conflicto de fé al impartir justicia sin matar. Con sus debilidades, de las que siempre se aprovechan los villanos, cada cual con sus motivaciones más o menos justificadas pero que crean el debate necesario para alimentar un drama interior que se muestra entre escena y escena de acción. Siempre hay dos batallas.

Así que es una buena noticia que se aprecie el trabajo detrás de películas como Black Phanter, y que el cine de superhéroes tenga una presencia más fuerte en la gala de los OSCAR. La nominación a la mejor película no dejará de ser algo testimonial, pero espero que sea un antes y un después y que en el futuro se reconozcan estás producciones como algo más que un cine de usar y tirar.

Lo bueno: Su diseño de producción y el marco exótico donde transcurre. También su trasfondo ideológico.

Lo menos bueno: Que en el pasado hemos tenido cintas de superhéroes de mejor calidad, pero este es el año… Y le ha tocado a Black Phanter y su Wakanda.