Corría el año 2019 cuando estaba mirando posibles conciertos a los que ir. Las entradas de Guns And Roses en Sevilla se habían agotado nada más salir pero sí pude comprar las de Aerosmith para Madrid en junio de 2020. Me las compré de las caras para poder disfrutar del grupo en la pista cerca del escenario porque era la primera vez que iba a verlos.
Pues como imaginaréis, unas semanas después la pandemia nos vino a visitar y lo jodió todo. Lo pospusieron un año pero yo pedí la devolución del dinero. A día de hoy Aerosmith no ha venido a tocar a España. Otros grupos, en cambio, dos años después sin poder disfrutar de un concierto, ya han iniciado sus giras y 2022 se presenta como el año de la vuelta a los escenarios de grandes formaciones. Gracias… que alegría. Me cago en el COVID.
A esto que salen las entradas para Red Hot Chili Peppers y me apetece muchísimo ir a verlos. Mis amigos compran entradas para Sevilla y yo no me entero. Se agotan rapidísimo. Van a tocar el 4 de junio. Mierda, me los pierdo. Veo que los Guns And Roses tocan 3 días después (había gente que tenía entradas desde el 2020). Tampoco hay entradas. A todo esto, para completar el triplete de la primera semana de junio, Rolling Stones confirman gira (la última?) y concierto en Madrid.
Puedo modificar las fechas de mis vacaciones a esa semana de conciertos y decido buscar entradas tirando de contactos. Una amiga me vende pista para Guns And Roses. Las compró en 2020 pero como mucha otra gente, sus planes han cambiado. Confirmado el evento, y yo más que contento, me vengo a arriba y empiezo a mover contactos para conseguir ver a Red Hot. Pocos días antes también las consigo y sin sobrecoste. Sábado y martes. Doblete. Ole ole y ole.
Sábado 4 de junio. RED HOT CHILI PEPPERS
Salgo desde Málaga a eso de las 11 de la mañana con unos cuantos amigos destino a la capital. Lista de reproducción en el coche. Calentando motores. Al llegar hemos quedado en el Hostel TOC justo al lado de la catedral. Allí nos juntamos la mayoría que la iba a liar por las calles de la ciudad, destilando alegría, buen rollismo y mucho arte con unos instrumentos sacados de la chistera (pitos del carnaval de Cádiz o kazoos y una melódica).
Tenemos una hora aproximada de camino hasta el estadio de la cartuja donde se celebra el concierto. Tardamos tres. La secuencia suele ser: parada, cervecita, tapita, tema musical (antes, durante, después), parada, cervecita, tapita, parada, cervechita, quien quiere comé algo?, cervechita…sujétame el cubata.
La emoción del momento previo a un concierto después de más de 2 años, pasearse por las calles de una ciudad como Sevilla llena de gente que está como tú… no tiene precio. El previo se convierte en lo mejor y más divertido del día.
De hecho llegamos 10 minutos antes de que empiece el concierto. Tenemos entradas de pista y aquí es donde me encuentro con el primer detalle. En la barra no tienen diferentes tamaños de vasos. Te dan uno tipo tubo por el que te cobran 1 euro y te cobran 5 euros por llenarlo. Ni litros ni ná. Bueno, es lo que hay. En la barra me empujan para pedir. Yo puedo perdonar la estupidez, pero si se es gilipollas, se es gilipollas para siempre. Nos ponemos algo más atrás de la mitad del campo de fútbol un poco escorados a uno de los laterales. No vemos el escenario. Dos estructuras como una especie de casetas en los dos lados del campo tapan la visión de escenario para cientos de personas que están por detrás de las mismas. No se entiende.
Cuando empiezan los primeros compases la gente se vuelve loca, pero con el paso de los minutos me doy cuenta de que el sonido es regulero y no solo eso, es regular tirando a mala el conjunto de la producción audiovisual.
Al tener pista de atletismo, el escenario se vé más lejos, las estructuras en medio mencionadas limitan visibilidad y las pantallas para colmo, además de verse pequeñas, no nos cuentan lo que pasa en el escenario. Nos muestran una serie de combinaciones de colores sicodélicas y algunos medio/corto planos de los componentes del grupo que tampoco me convencen, ya que a veces trasforman las imágenes reales en una especie de dibujos coloridos que no aportan mucho quitando lo estético (ahí para gustos los colores). A nivel practico y para el espectador me parece poco acertado y si lo combinamos con una mala ecualización del sonido… queda todo dicho. Avanzamos y nos movemos de sitio para centrarnos en el campo pero nada… no mejora la cosa.
Que conste que estuve viendo a los AC/DC en ese mismo recinto y aquello era otro cantar. Se veía y se oía bien. Hasta ahí mi comparación.
Por lo demás, la emoción se sostuvo porque me he criado y he bailado con muchos de sus éxitos pero las altas expectativas se vinieron un poco abajo. Tampoco ayudó el (para mí) excesivo número de temas que tocaron de su nuevo disco (hasta 5 según he leído) para enganchar y enfervorecer al público asistente que quizá echó de menos algunos de sus canciones más antiguas que se quedaron en el tintero.
Así que además de lo dicho, si luego cumplen el trámite con una 1 hora y 50 minutos de concierto y ya… te quedas medio decepcionado sobre todo porque la media de 100 euros de las entradas hace que exijas al menos un buen sonido.
Termina el concierto, olor a cerveza sobre plástico ya clásico, y de vuelta al centro donde algunos valientes siguen la juerga pese a los kilómetros acumulados (y la cerveza) en las piernas. Decepción entre mi gente también. No fui el único.
MARTES 7 de JUNIO. GUNS AND ROSES
Después de apenas día y medio para recuperar (poco tiempo ya os lo digo yo) vuelvo a Sevilla desde Málaga para ver a Axl, Slash y compañía. Esta vez la gente que conozco tiene entradas de grada mientras un amigo y yo vamos a la pista. La llegada a la ciudad es más tranquila y con menos euforia. Diferente gente, algo más cansados y encima el calor no nos perdona y hace acto de presencia. Mi arma que flama hace…
Esta vez, elegimos taxi para llegar a las inmediaciones del Benito Villamarín donde iba a tener lugar el evento. Así estamos más frescos para el concierto. Decidimos entrar antes y vemos un poco al último telonero mientras comprobamos que pese a los precios, tenemos vasos pequeños medianos y de litro para nuestros avituallamientos puntuales. El escenario, gracias a las dimensiones más reducidas del recinto, se nota más cercano y las pantallas laterales son pantallas grandes donde la realización se centra en mostrar lo que pasa en el escenario (como tiene que ser) mientras que la pantalla central se adapta visualmente a los temas que se van tocando.
El concierto empieza con 15 minutos de retraso, cierto es que quedaba mucha gente por entrar aunque no sé si fue esa la razón. Lo más importante: No nos importa. Cuando aparece la banda y empiezan los primeros compases desaparecen las dudas. Se ven, se oyen y se sienten bien. A nivel sonido apenas noto desequilibrios (quizás la guitarra acompañante sonase muy floja desde mi posición), las pantallas acompañan y sobre todo la selección de temas. Apenas se dejan algunos de su disco Apettite for destruction y tocan otros tantos del Use your illusion I y II.
Axl nos sorprende además (porque no constaba en la setlist previa) con el Back in Black de los AC/DC que hace rugir a la multitud. A nivel vocal da la talla, aunque los tonos no son tan altos, defiende los temas y Slash a su lado hace el resto. El veterano guitarrista hizo las delicias de los fans, arrancándose con varios solos y haciendo vibrar a la audiencia sedienta de las notas que se desprenden de su guitarra.
Mi amigo se va a por unas cervezas y se pierde o más bien no me encuentra. Me quedo solo disfrutando de algunos temas y luego me aventuro a buscarlo en un supuesto punto de encuentro acordado previamente. Lo localizo pero ya se había bebido cerveza y media. Normal. Hacía calor y además te la tiran encima si no espabilas. Ya no nos volvimos a separar y cantamos y bailamos el resto de las canciones juntos. Conciertazo. Axl se pega incluso alguna carrera por el escenario que nos hace temer por su integridad física a sus casi 60 años. Están en forma y con ganas, y lo demuestran tocando más de 2 horas y media en la calurosa noche sevillana. Ole Guns and Roses. Tienen tiempo incluso para hacerle un guiño a la guerra de Ucrania con sendas banderas en los laterales del escenario y dedicando su tema Civil War.
Acabo el concierto cansado pero contento. Luego incluso nos dió tiempo a cerrar algún bar y conocer a buena gente en el camino de vuelta donde estábamos alojados (también pillamos taxi jeje) pero eso ya es otra historia.
Como conclusión final, estoy encantado de volver a disfrutar junto con decenas de miles de personas más, la música de las grandes y legendarias formaciones como los Red Hot y los Guns And Roses. Quien haya leído esto pensará que soy hater de los primeros pero como os he dicho, tenía unas ganas locas de verlos.
Por lo que pude intuir más que comprobar, el directo de Red Hot es muy bueno. El cantante Anthony Kliedis parece top a nivel vocal hoy en día (cosas que otros cantantes no pueden decir) y Flea, el carismático y talentoso bajista, sigue dando espectáculo, pero solo digo que si no los puedes ver ni oír bien… te deja un sabor agridulce al final.
La producción audiovisual de los Guns And Roses en cambio fue mucho mejor, se metieron al público en el bolsillo y ofrecieron un concierto como pocos grupos pueden hacer, basándose en el carisma de Axl, el talento de Slash, el resto de componentes de la banda y sudando la camiseta hasta casi las 3 horas de concierto… y eso se aprecia. A mí me han ganado.
Mi corazón pide a gritos que se sigan llenando los estadios en los conciertos, que se sigan llenando los teatros, la feria del libro, los eventos y cualquier fiesta o celebración que se tercie… Porque nosotros también nos lo hemos ganado y supongo que es que hay ganas, muchas ganas después de esta mierda de pandemia que todavía colea y da por culo.
En resumen, si has llegado hasta aquí (gracias por leerme), que me quiten lo bailao, que te quiten lo bailao y que nos quiten lo bailao…porque eso será al final lo que nos quede y lo que nos llevemos 😉
Rock and roll 🤘🏻